martes, 4 de noviembre de 2014

De la mesa al baño - Anita Castro

De la mesa al baño

No se me es fácil para mí, poder hablar de este tema; ya que por mucho tiempo negué haberlo padecido, ¿Por qué? Ni yo misma se la razón por la cual no me afrontaba a esta situación que estaba pasando. Pero, en ese entonces, fue la única salida que yo pude encontrar, todavía recuerda como surgió todo. Tendría yo unos 14 años, cuando me dieron unas ganas de comer una torta de chocolate, al terminar de comer esta torta, me entro un raro sentimiento de culpa; el cual me provoco una cierta repulsión y unas ganas de querer sacarlo de mi organismo. Recordé entonces, cuando mis primas  hablaron de este “método” al cual recurrían para comer sin sentirse del todo culpables, que era vomitar.


Entonces lo hice, vomité y al principio me sentí muy mal, pero al cabo de unos segundos sentí un tipo de alivio en mi organismo. Esa fue la primera vez que paso, yo pensaba que nunca más lo volvería hacer, pero no fue así. Sentía que si no lo hacía me sentiría mal y ya estaba notando ciertos cambios en mi cuerpo, entonces lo hice, por alrededor de dos años, estuve haciendo ese tipo de cosas, hasta el punto que sentía que ya no causaba ningún efecto en mí. O más bien, hasta el punto que me detectaron una enfermedad en las tiroides, que prácticamente, fue la consecuencia de lo que para mí resultaba necesario.
Mis padres al enterarse lo que yo andaba haciendo se sintieron realmente mal ya que no podían creer lo que estaba sucediendo, llegaron a pensar que mis primas era una mala influencia para mí; aunque yo sabía que ellas no me habían dicho que lo haga, yo misma era la que se paraba y se metía al baño a tratar de sacar todo lo que ingería.  Inmediatamente les confesé todo a mis padres, ellos me ayudaron mucho en mi rehabilitación, y gracias Dios y con la ayuda de mis padres, pude recuperarme y ahora poder dar a conocer mi situación y que la verdad no es fácil tener que pasar por este tipo de circunstancias.

Lo que yo quiero dar a conocer, es que, aunque muchas personas, solemos ponernos una tipo de antifaz para tapar que por dentro estamos totalmente quebradas y no somos fuertes, que en esta etapa es muy duro no dejarte influenciar por los amigos, o hasta por la misma familia, como me sucedió a mí.
Hoy quiero dar gracias a Dios, a mis padres y a mis amigos, que nunca me dejaron sola y siempre estuvieron conmigo en los malos momentos. Yo vencí a la bulimia, claro que esta lucha está terminada, pero la guerra no; porque este tipo de trastornos siempre van a estar presentes, hasta cuando menos uno se lo espera, siempre surgen esas ganas de querer regresar por el camino fácil, pero motivaciones como la unión de tu familia, apoyo de tus amigos o algún mensaje de Dios, demuestran que regresar no tiene sentido.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario